Hace unos meses escribí una de esas cosas que nunca publicas porque dicen demasiado de ti, que no cuentas porque no son tan fieles a la realidad como tú creías. De esas que solo le enseñas a quien, confiabas, lo entendiera.
Hace unos días una amiga parafraseó una de las ideas de eso que escribí, algo que ella no podía saber porque no lo había leído y que me hizo darme cuenta de que a lo mejor no soy la única que lo piensa. Hablábamos de mi última montaña rusa emocional (porque al parecer si no es así, no me monto):
—… y si no, es otra historia más que contar.
—Ya, pero me estoy cansando de acumularlas.
—Si es que eres muy joven.
Sí, soy muy joven. Soy muy joven para tener tantas experiencias que contar en este terreno. Soy muy joven para haberme tenido que recomponer tantas veces. Porque eso es lo que hago. Recomponerme una y otra vez. Y me llama mucho la atención, porque la gente que me conoce (mucho, bien) cree que todo el cinismo y los comentarios sarcásticos se traducen en una falta total de interés por el amor. «Es que te cierras demasiado en banda a lo que pueda pasar». Y no es cierto, si lo pienso, no conozco a nadie tan abierto a las posibilidades como yo, al amor. Siendo todo lo dura que soy, con todo lo que he vivido, y con todos los comentarios que hago y las cosas que escribo y opino sobre las parejas, soy la que más veces se ha expuesto a ello de las personas con las que me relaciono. Porque sí, después de cada chasco y tras cada Protocolo Fantasma que tengo que aplicar se añade una capa de hierro a la coraza que llevo en el pecho, y pesa, pero ¿no es mejor eso, tratar de bloquear el dolor y no dejar que te hiera tan profundo para poder avanzar, que esperar a que tu corazón se componga nada más que de tejido cicatrizal y arriesgarte a formar un callo tan grueso que ya no sientas las caricias de nadie? Igual cortar y huir no es lo más saludable, pero si eso te da la oportunidad de empezar otra vez, ¿por qué no vas a hacerlo? Quedarte y luchar no siempre es la solución, hay cosas que no se pueden arreglar y otras cuya solución no te va a hacer del todo feliz. Y me he quedado y luchado más veces de las que había de hacerlo hasta cansarme de ser la única que lo hace.
Soy muy de estar con una sola persona, es cierto, no sería capaz de iniciar algo con varios hombres a la vez, a cualquier nivel; y para mí eso solo significa que cada vez que conozco a alguien que me interesa o que me importa, me centro en él. Respeto esa posibilidad. ¿Significa eso que me caso a las dos semanas? No, coño, no soy especialmente paciente, pero si sé hacia donde van las cosas ¿por qué no voy a tomarme el tiempo que haga falta con esa persona? ¿Está mal querer conocer solo a una persona en ese momento? No es tener las cosas claras desde el minuto 1, pero tampoco es estar mareando la perdiz. Es llamar a las cosas por su nombre. Es no parapetarse detrás de ninguna excusa.
¿A qué edad se es demasiado joven para estar cansada de todas estas gilipolleces? Sí, he disfrutado todas y cada una de las historias que os he contado: un chico en el tren, el francesito aquel, un banquero demasiado guapo. Cortas, divertidas, fáciles de olvidar. ¿No tengo ya suficientes de esas como para que lo único que quiera ahora sea algo real? No fácil, no inmediato, solo real.
2 Comentarios
Estas cosas no parecen obedecer a actitudes concretas, fórmulas de comportamiento, y por tanto no les viene bien darles muchas vueltas (aunque a veces sea inevitable). Quizá un buena forma de encarar la situación, es olvidarse un poco (mucho) de ella. Eso no conlleva ni cerrarse ni abrirse más de la cuenta, sino simplemente no ver «toda» vivencia desde el punto de vista de la posibilidad de inciar una nueva relación de lo más importante y sentida (lo cual es agotador). Quizá cerrarse no sea sólo evitar roces y demás, sino también darles demasiada importancia a los mismos, o un enfoque concreto. Es bueno coger perspectiva, relajarse, no convertirse en una película sobre uno/mismo (la realidad es caótica, no se puede controlar).
Y todo esto es como si no hubiera dicho nada :), pero puede que a veces lo mejor sea dejarse ir. El análisis constante seguramente sea bueno para todo, menos para estas cosas. La persona tiene valor en sí misma, por sí sola, lo de la pareja debería ser un proceso más natural; hoy en día se vende algo muy distinto.
Si viese todas mis vivencias desde el punto de vista de una nueva relación (de la importancia que fuese) este blog tendría muchísimo más material ¡jajja! Pero estoy de acuerdo contigo en que el proceso de «crear» una pareja se ha vuelto totalmente artificial.
Gracias como siempre por tus comentarios, Jordi :)