El otro día salimos a tomar algo y a cenar con unos amigos (primera vez que vamos a un bar en Madrid desde que empezó todo esto, pero ese es otro tema), y uno de ellos dijo lo siguiente: «Voy cada dos meses más o menos a su casa y cada vez que voy Jessi ha movido los muebles y ha ganado metros cuadrados». Y a mí es que me dicen cosas bonitas de mi casa y se me llena el corazoncito, porque solo quiero que la gente venga y esté a gusto y quiera volver. (Que igual no fue bonito-bonito, pero, coño, he hecho un esfuercito por mi casa y alguien que no soy yo se ha dado cuenta del resultado). Así que he pensado que ya podía compartir con vosotras cómo ha quedado el salón y así me podéis decir cosas bonitas vosotras también.
Hay como 250 fotos, pero también quería contaros todo el proceso (porque me da the perezest hacer un vídeo, aunque yo sé que YouTube está lleno de esto), lo que quería y cuánto nos ha costado todo, que tampoco hace falta gastarse una pasta para renovar el salón, vaya. Así que ahí va:
LA NEGOCIACIÓN
Este año hemos cumplido tres años en el piso. En febrero nos tocaba renovar el contrato de alquiler y yo llevo casi desde que nos mudamos deseando pintar las paredes de blanco, así que aprovechamos la conversación con nuestros caseros para proponerles pintar de nuestro bolsillo el piso a cambio de que no nos subieran tanto el alquiler (al fin y al cabo, si nos hubiésemos mudado habrían tenido que pintar ellos igualmente, y, subirnos algo, nos tenían que subir, no por nada, sino porque en febrero, que todavía no había llegado la pandemia, los alquileres estaban como estaban).
Total, que aceptaron y justo antes del confinamiento terminamos de redecorar la casa. Y cuando digo justo, es justo la semana antes, porque la gallery wall la monté cuando se abrió por fin Madrid, porque no me llegaban los marcos de Ikea.
LO QUE YO QUERÍA
Más luz
Uno de los problemas principales de mi piso es que no tiene mucha luz. Tiene una ventana en cada habitación y, para el dormitorio, que es cuadrado y pequeñito, pues fenomenal porque con un ventanal vas que te matas, pero en el salón, que es alargado, al final estás a oscuras la mayor parte del tiempo. Así que me he pasado 3 años pensando en cómo aprovechar al máximo esa luz para no vivir en la Batcueva.
Como tenemos muchísimos libros, en su día dimos prioridad a las estanterías por encima de cualquier otra cosa, así que lo de poner espejos frente a la ventana no era una opción (aún), además el sofá estaba enfrente de la tele (porque dónde vas a poner un sofá si no, que yo lo quería donde está ahora, pero Borja no lo veía nada claro) así que estábamos bastante limitados.
Soluciones:
- Pintar las paredes de blanco (antes eran gris claro, pero cómo se nota cómo chupaban la luz
las cabronas). - Poner espejos frente a la ventana de la terraza (con quitar las baldas podría haber bastado).
Más espacio
El otro problema es que es una cajita de zapatos. Cuando os enseñé la casa la primera vez os dije que eran 55m2, el otro día lo medí bien y habitables en realidad son 40m2 (45 si te pones muy tiquismiquis. EMOSIDO ENGAÑADO). Total, que es pequeño, para dos está fenomenal, pero sigue siendo pequeño, así que cuantos más muebles pudiésemos quitarnos de en medio, mejor.
Soluciones:
- Nos deshicimos del mueble de la tele y lo cambiamos por las estanterías en las que teníamos los libros. Ahora la tele está más alta, y es bastante más cómodo.
- Mover el sofá enfrente de la terraza. Así cuando te sientas en el sofá ves el salón a lo largo (que si está la terraza abierta pues ya flipas) y queda toda una pared larguísima vacía. Además así cuando te sientas en el sofá no estás «obligado» a ver la tele, que parece que no hay más cosas que hacer en la vida. (Borja cree que fue idea suya, pero la realidad es que dejé de proponérselo hace dos años porque siempre me decía que no, pero de repente se le iluminó la bombilla y ahora es la mejor idea que ha tenido nunca).
Una gallery wall
Me encantan las ilustraciones y el arte, pero me parece que hay muchas formas de poner mal un cuadro (digo en mal sitio, no torcido, que también), además como mi casa es pequeña, me daba mucho respeto ponerme a colgar cosas y que pareciese todavía más diminuta. Así que pensaba en mi futura casa (cuando fuese rica debe ser) en la que tendría una gran pared llena de todos los cuadros que me gustan y me sentaría a verlos tranquilamente durante horas.
Cuando por fin liberamos la pared del sofá, pensé que podría tener mi galería antes de lo previsto y así ha sido. Es lo último que ha estado montado (y cada X tiempo cambia porque llegan nuevas piezas), pero ha merecido la pena toda la espera.
Una accent wall y más estanterías
De un tiempo a esta parte, cuando pasó el superboom de las casitas blancas-escandinavas-Ikea, empecé a ver accent walls de colores oscuros en reformas y house tours. Y oye, es que quedan MUY bien, ¡parece que tu casa es más cara! Así que pensé que ya todo lo demás iba a estar blanco y si no iba a ser todo muy aburrido, nosotros también podríamos tener una pared de colores. Verde, en concreto verde, porque plantas, tampoco lo pensé mucho más (aunque estuve tres días decidiendo el tono, sinceramente).
También necesitábamos recuperar el espacio de estanterías que habíamos perdido (y un poco más, porque seguimos comprando libros, que para una cosa que compramos, pues eso).
Soluciones:
- Pintar una pared de verde oscuro (como de todas formas no le iba a dar la luz directa, no nos iba a quitar luminosidad, así que pintamos ese trocito).
- Poner más estanterías en esa pared. Inicialmente las íbamos a pintar del mismo verde que la pared para que se disimulasen y destacasen más los libros (que también habría quedado muy guay), pero probamos así y nos gustó (ese tono de la madera es que me vuelve loca). Para estas fotos no lo hice, pero justo después pinté los tornillitos de negro para que no se vean tanto y joder, es que estoy en todo.
Que mi casa no fuese como todas las casas de YouTube
Veo muchos vídeos de reformas y house tours al cabo del día (MUCHOS, TODOS, es lo único que veo), y una cosa de la que te das cuenta cuando has visto el quincuagésimo noveno house tour es de que todas las casas de influencers españolas son iguales: todo blanco, de Ikea, con sofás grises y luz fría y poca personalidad. Que no es que sea yo influencer de nada en esta vida, ni tengo nada en contra de Ikea ni de los sofás grises, pero me aterra la idea de estar en casa y pensar que es como todas las demás. No, yo quiero que mi casa sea como yo, especial, que entres y digas «Coño, te pega todo, tía», no «Coño, es como entrar en el Muy Mucho».
Esto, cuando no tienes un duro, es un poco complicado, no os voy a engañar, porque como todos, lo primero que haces cuando te emancipas es irte a Ikea a comprar los muebles básicos y tirar con ellos hasta que se rompan o te toque la lotería, lo que llegue antes. Y yo hice lo mismo, y como mi casa era gris compré todo lo que pude en blanco para ver si la cosa se iluminaba un poco más (Spoiler: NO). De hecho, mi casa era exactamente igual que todas esas que veía en los vídeos de YouTube. Pero ya no.
Creo que con todos estos cambios lo he conseguido, y la verdad es que estoy encantada con mi casa y, sobre todo, con haber terminado todas las reformas antes de pasarme 10 meses encerrada en ella; porque hemos pasado más tiempo en casa este año que los tres años anteriores juntos y la estamos disfrutando como no podríamos haberlo hecho antes.
LO QUE HA COSTADO
Bueno, y ¿por cuánto me ha salido la broma? Nos pusimos un tope de 500€ para todo (pintura, muebles en caso de que los hubiera, espejos, etc.) y nos ajustamos bastante a ello. Lo único que no incluimos en los gastos (ni en las cuentas de abajo) son los marcos y obras de arte, por un lado, porque hay algunos que son regalos o que tenemos desde hace años y por otro, porque son mis bebés, no compro arte para que entre dentro de un presupuesto ni lo tengo especialmente en cuenta a la hora de invertir en artistas que me gustan. También entiendo que no todo el mundo querrá invertir en arte ni le gustará tener cuadros, así que haré otro post dedicado solo a ello para la que le interese.
Estos fueron nuestros gastos hasta el último céntimo:
- Pintar la casa: Pintura + Mano de obra. (Contratamos a nuestro manitas de confianza para pintar, porque la última vez la habitación la pintamos nosotros y quedó un poco regu, 6/10, que para sobrevivir está bien, pero en el salón estás muchas más horas y de día se ve un huevo si queda mal): 300€
- Espejo redondo (Maisons Du Monde): 39,99€
- Espejo rococó (Maisons Du Monde): 99,99€
- Maderas (3 de 60×20) (Leroy Merlín): 15,87€
- Escuadras (6 de 15×13) (Leroy Merlín) – (Literalmente las más baratas que había en negro y que fuesen a aguantar mucho peso): 5,04€
- Cera para muebles en tono Nogal para tratar las baldas (Leroy Merlín): 3,59€
- Total: 464,48€
EL ANTES Y EL DESPUÉS
En este post podéis ver mi casa completa y el salón antes de la «reforma», pero por si os da pereza, os pongo aquí las fotos del antes y el después:
2 Comentarios
Menuda maravilla!!
Maravilloso.