Petites, he estado un año sin comprar. Un año entero. Con todos sus días y todas sus noches. (De hecho, algunos días y noches de más, y ahora con el estado de alarma no te quiero ni contar). Y me ha costado y no, pero creo que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado.
Ecologismo
No sé si pensaréis en ello activamente, petites, pero yo lo de mi año sin comprar lo tengo muy presente. (Mis compañeras de trabajo, también). Estos días, que me estoy reconciliando con el tema moda, me ha dado por pensar en que me estoy saltando todo un año de modas. Un año entero de modas, pasajeras o no, en las que no estoy participando. ¡Y hay algunas que me gustan muchísimo!
No sé si lo recordaréis, petites, pero tengo el sugestionar un poco fácil, y hace cosa de un mes, leyendo Sapiens, me dio la pájara y me pregunté fuerte si hacerme vegana (porque, claro, NO ESTOY HACIENDO SUFICIENTE POR EL MEDIO AMBIENTE). Fuerte as in a los 2 días de publicar el post decidí embarcarme en un mes de vegetarianismo extremo. La cosa ha ido así:
VEGANISMO – DIARIO DE A BORDO
SEMANA 1 – Por lo menos he comido helado
Día 1.- El ramen vegano no es una cosa, tiene mucha mejor pinta cualquier otro, pero la heladería a la que hemos ido después tiene muchos helados sin leche. Uno de ellos de chocolate sin azúcar. ¡Victoria!
Día 1, pero más tarde.- Sección «veggie» del Tuenti’s Festival (si fuisteis adolescentes en los 2000, espero que fueseis). Todo lleva queso o pollo, las ensaladas y los wraps incluidos. Me voy a casa sin cenar. Muy mal todo menos el helado de antes.