Esta tarde he visto Promising Young Woman (Una joven prometedora), y la recomiendo muchísimo, por favor, todes, tenéis que verla. Id a verla (online ¿pirata?, porque dicen que está en Amazon, pero yo no la he encontrado) y luego leéis esto, porque SPOILERS.
Por si es la primera vez que lees sobre ella, Promising Young Woman es un thriller con un poco de comedia oscurita (de la productora de Margot Robbie, así que además es visualmente muy bonita, como Aves de Presa, que 10/10) sobre una mujer que busca venganza sobre los hombres que se aprovechan de otras mujeres borrachas. A partir de aquí, spoilers:
Después de verla he estado viendo entrevistas con la directora y el elenco y en una de ellas, Emerald Fennell, la directora, ha dicho dos cosas que me han removido por dentro.
NO PODEMOS GANAR
La primera de ellas, hablando del final de la película, en el que Cassie muere asfixiada, y de si había pensado o no en un final alternativo en el que todo saliera bien y «Uh, ¡venganza! #GirlPower #GirlBoss ¡Matemos a todos los #señores!», ella descartaba la idea con la siguiente frase:
Because I cannot imagine being in a room with a man, threatening him, where it plays out in any different way, no matter how much we wanted it to be the case.
Emerald no se puede imaginar en una habitación con un hombre, amenazándole, y que salga bien. Y yo tampoco. Porque como mujer, en una pelea contra un hombre, en la que los dos estemos peleando por nuestra vida, no hay una posibilidad real de que yo vaya a ganar. Simplemente no la hay, y por eso la película acaba como acaba.
Y os voy a decir una cosa: esto es algo en lo que pienso prácticamente todos los días. Casualmente los días que salgo sola de casa.
No vivo en un barrio especialmente peligroso, pero cada vez que voy sola por la calle pienso muy bien en a dónde voy y por dónde, si hay callejones oscuros, grupos de hombres, portales sospechosos por los que vaya a pasar. «Hoy cambio la ruta por si alguien se ha dado cuenta de que siempre corro por aquí». «Mejor hoy esta falda no, que no viene Borja». Y todas las veces soy dolorosamente consciente de que si alguien decide hacerme daño las probabilidades de salir airosa son muy pequeñas. (Cercanas a inexistentes. Después de cada caso de agresión que se descubre pienso que si algún día me pasa, más vale salir con los pies por delante, porque parece que es la única manera de que haya algún tipo de justicia, y si eso).
Y ya, sí, «no todos los hombres son iguaaleees», «no es algo tan habituaaal», «no puedes vivir con miedoo», #NotAllMen y pollas en vinagre, pero es que es una realidad, incómoda de aceptar y difícil de mirar, pero realidad al fin y al cabo. (Si me vas a decir alguna de estas cosas y eres una mujer, me alegro del privilegio que has experimentado durante tu vida, que ha hecho que no hayas tenido estas vivencias, y espero que nunca las tengas. Si eres un hombre, puedes hacerle un servicio a la comunidad y proceder a volver a meterte la cabeza en el culo).
MORIMOS A MENUDO
La segunda cosa que ha resonado conmigo en la entrevista ha sido que vemos asesinatos de mujeres todo el rato en las películas y no les damos más vueltas. ¿Somos prescindibles?
Cassie muere siendo asfixiada con una almohada en una escena de dos minutos. Dos minutos enteros, tal cual, sin interrupciones. Y hay mucha gente a la que eso no le ha gustado, porque es incómodo, porque no es bonito, porque no es romántico. (También porque no se siente heroico, porque la protagonista no vive). Pero estamos tan sumamente acostumbrados a ver violencia contra mujeres todo el rato y de manera tan «romántica»… Queremos que sea rápido, que le clave un puñal en el estómago y en lugar de morir desangrada con mucho dolor, que sería lo suyo, instantáneamente caiga muerta; a ser posible bonito, que al minuto siguiente se nos haya olvidado porque el protagonista está pegando tiros o porque era una villana y se lo merecía. (Si tengo que volver a ver una violación en una película en la que se sensualiza todo, empiezo a pegarle fuego a salas de cine).
En fin, que me gustaría que todo esto fuera diferente. Me gustaría no tener que apagar la música de vuelta del metro cuando oscurece y ponerme lo que me diese la gana independientemente de con quién vaya sin temer que alguien decida que soy un blanco fácil para violarme en un portal.
Y, lo más importante, me gustaría que, si a ti también te pasa, sepas que no estás sola, que nos pasa a muchas (joder, si hasta Dua Lipa tiene una canción al respecto), no sé si a todas, pero que no estás loca. Que es supervivencia. Que ojalá algún día no lo tenga que ser. Que ojalá pudiese terminar este post con un mensaje de esperanza o un grito de guerra para terminar con todo esto, pero que hoy no.