Petits, no sé si lo sabíais, pero yo antes de ser graciosa, era egobloguera. Y no os estoy hablando de cuando París, que hacía como que lo era porque me sacaba muchas fotos por la capital francesa, no. Estoy hablando de años antes de eso. De un tiempo en el que había días en los que me levantaba y me arreglaba para hacerme fotos por ahí para subirlas al blog. ¿Estamos locos? ¿A dónde me creía yo que iba, POR FAVOR?
En fin, os cuento esto no porque me quiera justificar por mi sórdido pasado de mechas californianas y medias sonrisas a cámara (porque eso no tiene justificación ninguna ni perdón de Dios), no, sino porque hace unos meses, en un momento de esos de «Pero qué cojES QUE TODO ME TIENE QUE PASAR A MÍ» entre otras cosas fantásticas que me estaban sucediendo, todos los posts de antes de febrero de 2013 se quedaron sin fotografías. Por alguna razón el servidor donde las tenía murió y ya no queda más de ellas que un cuadradito chungo y una copia en mi ordenador. Y ¿qué significa esto? Pues que tengo que ir post por post (que son 106, ahí lo tienes, báilalo) corrigiendo el error y subiendo de nuevo esas fotografías mías con modelitos de lo más cuestionables. ¿Y sabéis qué? Que no me apetece naaaadaaa. No el hecho de ir post por post, sino el tema de subir de nuevo esas fotografías a Internet. ¿Es porque me avergüenzo de mi pasado? Totalmente. No, es porque ya no soy esa chica y la veo desde donde estoy ahora y me parece totalmente insustancial. No ella, yo, sino la mayoría del contenido de aquella época. Decenas de artículos con fotos mías contando alguna chorrada sobre lo que llevaba y otros tantísimos comentarios de otras egoblogueras admirando mi pericia al combinar accesorios. Sinceramente, ¿me habrían visto bien? Porque yo vuelvo a ver esos conjuntos y de verdad que ni idea de lo que hacía por aquel entonces. Es ahora y todavía la cago estrepitosamente, así que hace 5 años no os quiero ni contar.
De todas formas, aun estando esas espantosas fotografías que no quiero ver dos veces (porque encima pesaba 60 kilos y nunca he estado tan delgada; Dios mío, matadme) también hay historias que no quiero perder. Así que ahora que tengo tiempo y que no puedo dejar de entrar en el blog porque estoy muy enamorada del nuevo diseño, me voy a dedicar a repasar uno por uno esos 106 artículos para clasificarlos en:
Necesitan una mano de pintura // Estas fotografías no pueden ver la luz // ¡PAPELERA!
Una vez acabe (dentro de seis o siete semanas años) podréis verme de nuevo con mechas californianas e ir hacia atrás leyendo en el blog hasta que os duelan los ojitos. Porque sí, algunos de esos posts se están salvando por… No sé, la verdad. Caridad humana supongo.
1 Comentario
Recuperar esos posts sería una gran noticia para el voyeurismo :) , aunque yo con el tiempo he ido perdiendo facultades como voyeur… Pero mejor ser gracioso/a, abarca más en contenido.
Me gusta lo de egobloguero/a, el caracter de sinceridad total del término.