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8 modas que me he perdido en 2019

Por Jessica V.

modas 2019 scrunchies

No sé si pensaréis en ello activamente, petites, pero yo lo de mi año sin comprar lo tengo muy presente. (Mis compañeras de trabajo, también). Estos días, que me estoy reconciliando con el tema moda, me ha dado por pensar en que me estoy saltando todo un año de modas. Un año entero de modas, pasajeras o no, en las que no estoy participando. ¡Y hay algunas que me gustan muchísimo!

LA MODA DE 2019

  1. La primera, más importante y que más me está doliendo en el corazoncito: las faldas midi. Si no os acordáis (porque ahora se ven pocas), esto ha sido una cosa muy de este año; pasadas las rebajas de enero más o menos, todo eran faldas midi, ¡con lo que me gustan! ¿Y sabéis cómo sé que me gustan aunque no me haya comprado una este año? Porque entre 2017 y 2018 me compré 2, que me quedan estupendísimas. Desgraciadamente creo que no es una moda que vaya a aguantar hasta 2020, pero bueno.
  2. La segunda y en la que también veréis que soy una visionaria, son las botas de cowboy. Mi última compra de zapatos de 2018 (porque lo de comprarlas en los Estates no cuajó) y que ahora está por todas partes. Nashville for the win!
  3. Las VSCO girls: Pantalones cortos de montar en bici, camiseta grande de andar por casa, los collares de conchas de cuando éramos adolescentes y unos cientos de srunchies en las muñecas. Tampoco es que tenga yo edad ya como para haber participado activamente en esto (y que además, no sé montar en bici #real), pero vamos, que quede constancia de que 2019 fue el año de las VSCO girls.
  4. Los accesorios de Ana Bolena: Las diademas regordetas y las horquillas del tamaño de smartphones (para coger Wifi, imagino, cuando se te acaban los datos).
  5. Las riñoneras: LAS RIÑONERAS, PETITES. Se han vuelto a poner de moda este año después de reírnos de nuestros padres por llevarla colgando en la playa. ¡Qué vergüenza! Y una cosa os voy a decir: me parece muy bien, porque qué placer no llevar bolso y que no te duela la espalda, ni estar preocupada porque te den un tirón y te lo roben. Y que ahora las hacen muy cuquis.
  6. Las Birkenstock: Sobre todo está siendo el año en el que me entero de que esas chanclas talla guía telefónica se llaman Birkenstock. Ni confirmo ni desmiento que me plantee probarme unas para el año que viene.
  7. Los slouchy jeans: Que yo he aprendido a identificar como esos pantalones que parece que te has atado con una cuerda y se quedan los burruñitos de tela por encima de la cuerda. Tampoco me parecen mal.
  8. El chándal de tu padre: Que por el tamaño de los pantalones y la gomilla en el tobillo, tiene que ser de tu padre. Entiendo que es cosa de Rosalía y Billie Eilish. Y de las VSCO girls.

SOBRE VERLO DESDE FUERA

Me he perdido un año de modas y tengo sentimientos encontrados. Por un lado, porque pienso que el hecho de que se hayan llevado esas cosas (por ejemplo, las faldas midi) ha hecho que se vendiesen mucho y he perdido la «oportunidad» de comprarlas, no por comprarlas, sino por tener más. O tenerlas más bonitas. Y mi ecominimalista interior me hace sentir mal porque es un gasto innecesario para el planeta y mi objetivo debería ser no comprar más en Zara, que es donde tienen las faldas más bonitas, y que, además, ya tengo dos ¿para qué quiero más? (Vivo regodeándome en la culpa en general). Me he planteado seriamente (y en varias ocasiones) eso de «¡PERO, Y SI NO SE LLEVAN EL AÑO QUE VIENE Y NO ME LAS PUEDO COMPRAR!». Y eso está mal te pongas como te pongas, porque qué cojones más dará, si es una falda. ¿Te vas a morir? No. Pues ya está.

Por otro lado, me ha hecho consciente del proceso por el que pasamos con las nuevas modas y cómo acabamos apuntándonos a ellas aunque en un principio nos horrorizasen, por el simple hecho de haberlas visto hasta la saciedad. Cuando vuelva a comprar tendré que recordarme esto y me plantearme seriamente si quiero comprarme algo porque me encanta o porque lo he visto tantas veces que cómo no me lo voy a comprar. Porque desde luego, con los scrunchies, por ejemplo, no he debido de hacer bien esa distinción y he acabado con 245 scrunchies que de repente me parecen extremadamente ñoños como para ponérmelos. (Aunque en foto siempre quedan chachi).

En fin, no preocuparse, que en dos meses y medio que quedan de año todavía nos da tiempo a que se ponga de moda alguna otra cosa más que, probablemente, también me perderé.

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