La gran mentira
Petits, permitidme que utilice estas idílicas fotografías de mi supermaravillosa vida para ilustrar la gran mentira en la que vivimos la mayoría de blogueras. Estas fotos que he recopilado durante una semana entera, pero que vamos a dar todos por sentado que son de un solo día, porque, además, todos mis días son igual de chachis: me levanto en un anuncio de Don Algodón, ya guapa y peinada, pero me ducho y me arreglo un poco más para grabar un vídeo que luego se hará viral sin esfuerzo alguno, mientras espero a que mi guapísimo novio me recoja en coche para ir a tomar un sanísimo brunch (que por supuesto no me engordará nada y que no se enfría mientras hacemos 200 fotos de él para redes sociales). Más tarde, daremos un paseo por unas muy pintorescas calles y tiendas donde puede o puede que no me compre otro sombrero para adornar la pared (porque como soy blogger, la ropa también me sirve para decorar). Luego iremos a entrenar conjuntadísimos, que es lo que hacen las parejas de Instagram y después pasaré solo un par de horas editando el vídeo y las fotografías, que luego subiré a mis redes sociales mientras me como una ensalada, que también compartiré en Twitter, y veo cómo mis seguidores aumentan sin parar.
¿Ha sonado suficientemente a mentira o pongo que mi novio en lugar de en coche me recoge en unicornio volador? Desde luego, si ser blogger a tiempo completo fuese esto que acabo de describir, ¡tonto el último! Todo el mundo querría serlo. De hecho tengo la sensación de que precisamente porque la gente se monta las películas que se monta sobre tener un blog, todo el mundo vanagloria la vida de las blogueras, y no es tan bonita, creedme.
Una dosis de realidad
Os voy a contar qué significa exactamente vivir de tu blog: significa que te pasas 24/7 preocupándote por el contenido que publicas, las colaboraciones que haces, el alcance de tus posts o vídeos, por si crece o no tu número de seguidores y sobre todo por si llega de una vez el pago de esa campaña que hiciste el mes pasado. Eres autónomo y por muy bien que suene aquello de no tener jefe ni horarios, también significa que nunca dejas de trabajar y que tu jefe (tú) está pegado a tu cogote todo el día, todos los días.
¿Es por esto por lo que no quiero ser bloguera todo el tiempo? No, no nos vamos a engañar ahora, no me asusta el trabajo duro y si fuese una cuestión de pereza ni siquiera tendría el blog; por descontado, mi experiencia con Elegance Hunter ha sido bastante más light que la que os acabo de describir. Y sin embargo, sigo sin querer dedicarme a ello full time.
¿Por qué no quiero entonces ser blogger a tiempo completo?
La razón principal es la siguiente: adoro mi blog. Me encanta. A día de hoy no hay nada de lo que esté más orgullosa en este mundo. Es mi sitio, lo he personalizado como he querido y lo he hecho crecer de la nada. Me hace feliz crear contenido cuando yo quiero. Editar los vídeos como me da la gana y saber que eso que estoy creando hace felices a otras personas, aunque solo sea durante el minuto y medio que tardan en leer un post. Y como lo quiero como lo hago, sé que si estuviese obligada a hacerlo día tras día acabaría odiándolo. Porque mi vida (la renta de mi piso, la comida de mi cesta de la compra) dependería de ello. Y eso es mucha presión para un hobby.
La segunda razón es algo en lo que no piensas cuando empiezas a hacer crecer tu blog: tarde o temprano vas a tener que enfrentarte a gilipollas. Pero gilipollas a unos niveles insospechados. Y frente a ese abismo es ante el que me hallo ahora mismo: cuanta más gente te ve, más probabilidades hay de que a un porcentaje de esa gente no le gustes, y por lo general, en Internet, es ese tipo de gente que, protegida bajo el anonimato, se dedica a insultarte y a echarte toda la mierda que tiene encima.
«Pues no te hubieras metido a bloguera/youtuber, los haters vienen con la fama».
A ver, sí y no. Sí, vienen con la fama y si compartes tu opinión siempre va a haber gente que tenga una distinta. Y no, a mí no me compensa tener un millón de seguidores, si tengo que soportar que un 1% (un 10 o el 50%) de ellos me critique. Tan simple como eso. Y es algo que mucha gente no piensa o no entiende, pero ¿con cuánta gente al día os enfrentáis vosotros que os insulta de manera injustificada? Poca si no ninguna.
Así que no, no quiero ser blogger a tiempo completo, no, no es el sueño de mi vida y otra vez no, solo porque esté de moda no significa que tener un blog sea la carrera del siglo.
Yo hago esto porque me hace feliz hacer reír a la gente, no para ganar dinero. Y fin.
P.D.: Pinea este post desde aquí
6 Comentarios
Ole, ole y ole!!!! En general me encantan tus post pero este es genial. Muy acertado!
?? ¡Jajja! ¡Muchas gracias, Ana! La verdad es que llevaba unas semanitas queriendo hablar del tema, así que me alegro de que haya tenido buena acogida :)
¡No me lo creo! ´¿Tú no te despiertas ya peinada y maquillada? Se me acaba de romper un mito sobre blogueras… Ja, ja, ja. Entiendo a lo que te refieres, yo tengo un blog sobre maternidad desde hace algunos meses, y mira que es sólo un hobby, pero hay veces que me encuentro a mí misma con mis hijos y pensando en lo próximo que voy a escribir sobre ellos… Así que no me quiero ni imaginar que pasaría si ese fuera mi trabajo a tiempo completo, disfrutaría menos de ellos porque los vería como mi próxima fuente de inspiración.
Un saludo
https://nadiemelodijoblog.wordpress.com/
¡Exacto! A veces me planteo muy seriamente cómo lo hace esa gente que se pasa el día compartiendo cositas, en plan cenas, comidas, desayunos, viajes, fiestas, esto que te compras y esto otro que haces… ¿Les da tiempo a disfrutar de algo de eso? Es lo que tú dices, menudo agobio.
Gracias por comentar, guapa ?
Por cierto, una «famosisísima» blogger de moda publicó hace unas semanas en IG unas fotos de su viaje a México donde TODO era perfecto, pensarías que es el paraíso en la tierra. Luego publicó un vídeo sobre su viaje y ahí veías que tuvo tormenta tres días, que varios días estaba nublado, que el agua no era tan azul… En fin, que esa gente elige muy bien lo que enseña en instagram, pero que de ahí a la realidad hay un camino muy largo.
Un beso
Hombre, claro, como todos ¡jjajja! Las miseries no se publican, hombre por favor ??? Pero vamos, que tiene que ser muy agotador estar todo el rato retocando fotos y fingiendo una vida que casi ni puedes disfrutar. Al final parece que vivir se convierte en un trabajo. ¿Y si te apetece estar tres días en pijama tirada en casa sin salir? ¡Eso no es instagrameable!