Bueno, petites mías, volvemos con la programación habitual, la de que a mí me pasan desgracias y os las relato. En el capítulo de hoy: el peor fisio de la historia. (JJ Dramas soy yo, que quede claro).
Como sabréis soy crossfitera. Debéis de saberlo porque doy mucho el coñazo con el tema (The Coñazest, que podríamos llamarlo). Y como buena crossfitera que soy, hago cosas como levantar cosas muy pesadas o colgarme de sitios. Y bueno, que me lesiono. Hago esas cosas y me lesiono como todo hijo de vecino. Bueno, igual no me lesiono en plan chungo, pero que me contracturo la espalda y el cuello, porque estas cosas pasan. (Que no es que el CrossFit sea megalesivo, que también me pasa llevando bolsos pesados, no os vayáis a creer).
Total, que ¿qué pasa cuando ya no puedes ignorar más que tienes contracturas? Pues que vas al fisio. ¿Y qué pasa si ese fisio no es bueno? Pues que te deja peor, y te acuerdas de todos sus muertos por haberte hecho punción seca sin tener ni pajarolera idea porque te vas a pasar dos días andando como Robocop y con la espalda hecha un Cristo, que parece que te haya picado un mosquito somalí (que, ¿son famosos los mosquitos somalíes por algo en concreto? Pues no sé, pero a mí me suena a mosquito muy gordo, en plan MUY GORDO). Y así tengo la espalda. Mal. Muy mal. Como un alfiletero. Porque, petites, sí, la punción seca es que te clavan agujas en sitios (las contracturas, vaya), y si te lo hacen mal, mierda. ¡Con el frío que hace por Dios!