Petits, me iba a poner mis bragas de crítica de cine para hablaros de la película Hermanas de Amy Poehler y Tina Fey, porque la acabo de ver y me he reído lo que no está en los escritos (en plan lágrimas. O sea carcajada de «me estoy asfixiando, haz que pare ya». Like, legit), pero tampoco iba a ser imparcial, así que mejor voy a hablar sobre tener hermanos, en mi caso una hermana, y sobre esa gente que es hija única y se permite el lujo de decir que su mejor amigo es como su hermano (que me toca mucho la moral):
A ver, no. Permíteme que te saque del error, querido. Tu mejor amigo no es como tu hermano; sé de lo que hablo porque tengo una, y no es que eso me convierta en una autoridad en la materia (que un poco sí), pero me da un poco más de perspectiva que a ti y no me gustaría que por ir diciendo ese tipo de tonterías otro alguien que también tenga un hermano te dé una paliza ayudado por éste. Porque, lo parezca o no, eso es en lo que pensamos cada vez que nos dices que quieres a tu vecino (a tu amigo o a tu perro) como si fuese tu hermano.
Tu mejor amigo y tú sois como hermanos ¿no? Ya. ¿Y habéis acabado a hostias (literal o figuradamente) por alguna tontería como a quién le tocaba recoger la mesa después de comer para media hora después estar comiéndoos los mocos viendo una película juntos? ¿O te has pasado la noche en vela porque tu amigo tuviese que ir al hospital a que le dieran puntos? ¿Te has despertado llorando en mitad de la noche porque habías soñado que tu amigo se moría? Yo creo que no. Igual os lleváis bien, pero no te has planteado seriamente pasarle por encima con el coche a su último ex por tratarle mal, ni te has comido broncas a diestro y siniestro para evitárselas a él. No, no lo has hecho, porque no sois hermanos y no sabes lo que es eso.
Mira, yo también tengo un perro y cómo decirte esto sin que suene demasiado fuerte: ¿estamos gilipollas? Igual te has criado con tu perro porque fuese un cachorro cuando tú eras un niño y blablabla, pero es un perro. Quicir, crecer a la vez que algo no es sinónimo estricto de hermandad. Porque en mi casa tenemos un ficus desde que nací y no lo considero mi hermano, no sé si me explico. No es una persona. ¿Hay perros mejores que algunas personas? Sí. ¿Significa eso que sea lo mismo tener un perro que un hermano? No.
El perro es el mejor amigo del hombre, compara a tu amigo con tu perro si te apetece, pero no con lo que yo siento por mi hermana, no te fastidia.
Ya está bien, hombre, un poco de respeto para la gente que tenemos hermanos. Para esas personas que nos hemos peleado con nuestros hermanos pequeños a voces por ver quién se sentaba en el asiento delantero (cuando no debería haber habido discusión: tú eres el mayor, tú te sientas delante y punto; Laura, no te lo vuelvo a repetir). Un respeto para la figura del hermano, que va a estar ahí en las duras y en las maduras. Que no te va a juzgar jamás le cuentes lo que le cuentes y que se va a llevar tus secretos a la tumba. Un respeto para los hermanos, que son las únicas personas de las que puedes tener la certeza absoluta de que van a estar para ti siempre, porque tú también lo vas a estar para ellos, en mi caso para ella. Aunque hayáis tenido la bronca del siglo media hora antes. Porque cinco minutos después de habernos peleado, si me entero de que alguien le ha hecho daño a mi hermana, la defiendo con la misma fiereza con la que la he odiado cinco minutos antes. Porque con nadie te enfadas tanto como con tu propia hermana. Porque es mi hermana y no hay nadie a quien quiera más en este mundo. Y yo por ella atropello gente, señores, yo por ella me paso un mes estudiando tus rutinas y una noche te despiertas en el fondo de un hoyo en medio de la nada y suerte saliendo de ahí.
Y esa querencia no la da el llevarte bien con alguien, no la da la amistad, no. Esa seguridad en la otra persona la da el amor fraternal, es algo visceral. Es preparar la comida y hacer una porción a parte para ella porque le gusta con menos ingredientes. Es estar hecha una mierda y que venga a darte mimos porque se siente igual de mal que tú si te ve así. Es dar por perdida la pelea de conservar tu sudadera favorita porque también es la suya. Es lo que sientes cuando te llama por el nombre que usa tu familia contigo, porque es algo familiar, pero se te llena el corazón cuando te lo llama ella como no lo hace cuando te lo llama tu madre (por mucho que quieras a tu madre, que te quiero, mamá).
Y no, si no tienes un hermano no sabes lo que es eso, y lo siento mucho por ti, por no haber tenido la suerte de conocer eso, pero tener un mejor amigo no se le parece ni remotamente. Así que haz el favor de dejar de utilizar la expresión «es como mi hermano» porque no hay nada como un hermano.
A mi hermana.