Por mi cumpleaños solo quiero la paz mundial y tener los pies calentitos

Petits, adivinad de quién es el cumple hoy. Efectivamente, mío, porque si fuera de otra persona DE QUÉ os lo iba a estar contando ¿verdad? Pues eso.

24 años. Ahí es na’. Bueno, en realidad no es nada, aunque la gente no deje de repetirme «Sé joven» (que ya hablaremos de esto más detenidamente, que tengo una lista muy larga de antepasados de los que acordarme. Míos no, claro está). Más joven que esto ya no puedo ser, de hecho.

Total, que tampoco creáis que tengo nada especial preparado a parte de una merendola (merendola, qué palabra más guay) con la gente de la ofi (porque ya sabéis que en este sitio se celebra lo que viene siendo TODO). De hecho, por no tener no tengo ni cosas que pedir por mi cumpleaños. En plan regalos y tal, porque para sorpresa de nadie, este año entre Reyes, rebajas y autoregalos (que estos últimos son muy distintos de las rebajas, aunque se compren a mitad de precio, y eso lo sabe cualquiera) tengo prácticamente todo lo que me pedí por Navidades (excepto los abdominales, pero todo se andará). Si es que ya os había dicho que este año me había portado fenomenal POR DIOS. Así que todo lo que estoy viendo en Internet y demás son las típicas cosas que «Ay, qué mono esto, pero para qué lo quiero yo». Y así ni p’alante ni p’atrás (aunque en un collage queda todo fenomenal, como veréis). ¿Será que no me falta de nada?

No, definitivamente viendo el pequeño collage que me he marcado en diez minutos, yo diría que mi vida lo que está es pidiendo a gritos cuquismo. Pero en plan desesperación total. O igual es el rollo este de irme a Suiza, que preveo tanto frío que todo lo que quiero son calefactores y demás (que ahí donde los veis, excepto los calcetines y los guantes, que son más o menos normales, todo lo demás lleva dentro un calentador, que no sé cómo funciona pero lo quiero muy fuerte). Aunque no creáis que lo único que quiero son cosas materiales, no. Para este año, que ya junto el cumpleaños con los propósitos de año nuevo, quiero:

1.- Que no se haya muerto Alan Rickman (que es la regla esa de Hollywood, que los famosos la diñan de tres en tres. Y él es el segundo. Si yo fuera famosa, más, quicir, me andaría con ojo).
2.- Si no se puede des-morir él, que por lo menos no palme nadie más del elenco de Harry Potter, que me hundo en la más triste de las miserias.
3.- Que en mi vida dejen de aparecer retrasados emocionales y tarados varios.
4.- Que aquellos del grupo anterior que ya están en mi vida, desaparezcan también. (Que están ahí como las garrapatas, los desgraciados, y no puede ser que solo se mueran famosos, POR FAVOR).
5.- Dormir bien después del CrossFit aunque me haya pegado la paliza del siglo.
6.- Andar bien después del CrossFit, así, en general.
7.- Que me crezca el pelo lo suficiente como para sujetar todos los pelitos con un coletero.
8.- No pasar más frío en los pies.
9.- Que no se me descascarille la pintura de las uñas.
10.- La paz en el mundo.

Y yo creo que con eso lo digo todo, aunque podría hacer como en los Diez Mandamientos y decir aquello de «estos diez deseos se resumen en dos: por favor, Diosito, que no haya más retrasados emocionales en mi vida y que los 24 se me den mejor que los último coletazos de los 23 (porque llevo una semanita que pa’ qué)». ¡Ah! Y por supuesto, que este año os haga reír lo mismo o más que el anterior.

P.D.: Por favor, nadie preguntándome qué tal me han sentado los 24, que es como preguntar a dos de enero qué tal el 2016. Si acaso preguntadme por los 23.