Bueno, pues para los que no me sigáis en Instagram (no os perdéis mucho), Twitter (os lo estáis perdiendo todo), ni en Facebook (esto no os lo perdono) os pillará por sorpresa pero POR FIN os escribo desde España. Desde Madrid para concretar más (y ahí lo voy a dejar).
Entre que vino mi hermana y me fui a Budapest, o sea en menos de 24 horas, me di cuenta de que en París ya no quedaba nada para mí y de que tenía que salir de allí cuanto antes. Le he regalado a Francia un otoño, un invierno y una primavera; el verano lo tenía que pasar entero en España. Así que decidí que en cuanto volviera de Hungría cogería un vuelo hacia Madrid y terminaría mi Erasmus. Y eso hice. El día 21 estaba volando de vuelta al nido y os lo contaba con esta maravillosa fotografía (entenderéis porqué no uso IG) con el siguiente mensaje:

Porque a estas alturas mi relación con la ciudad de las luces era un poco como «No eres tú, soy yo. Que ya no te soporto». Así que tenía que huir irme, obviamente.
Entenderéis ahora también porqué os decía lo de que me iba a morir el viernes, y es que en menos de 36 horas estuve en 3 países diferentes. Y eso no hay cuerpo que lo aguante, la verdad. Muchas-demasiadas horas de avión y otras tantas de aeropuerto (aunque madre mía cómo estaba el azafato auxiliar de vuelo de ida a Budapest y qué guapo mi compañero de asiento de vuelta a Madrid. Que ya profundizaré en este tema porque ligar en los aviones bien).
Que además tendríais que haberme visto yendo por el aeropuerto con dos maletas hasta los topes y dos bolsos enormes A REVENTAR (con un modelito superadecuado, como podéis comprobar). Y ya mi cara de pánico cuando llegué a Adolfo Suárez Madrid Barajas y no encontraba la maquinita de sacar las fichas para los carros ni os cuento. (Porque ¿por qué coño no funcionarán con monedas normales como todos los demás? O también podrían ser gratis, leñe, como en París. De verdad, qué atraso más grande. Igual esto es lo único bueno que digo de Francia con respecto a España hoy). Pero bueno, no pasa nada, al final la encontré y 45 minutos de espera de maletas después estaba cruzando el aeropuerto a toda velocidad para reunirme con mi familia (porque a pesar de haberos dado tres horazas para prepararme un comité de bienvenida allí solo estaban ellos, de verdad, qué poco me queréis).
Y nada, estas son todas las novedades por hoy y esta, mi cara de culo cansadísima después de todo. Que todavía no se me ha quitado, por cierto. ¿Cómo se os da a vosotros lo de viajar?
P. D.: ¿Queda muy raro si empiezo a terminar los posts con «Un besito» o algo así? Porque a veces como que me sale por inercia.
P. D. 2: ¿Os he dicho ya que sigáis el blog en Facebook? Pues eso.
P. D. 3: Un besito.
5 Comentarios
¿Tanto amor parisino y devoción eterna a la ciudad del amor para salir huyendo de ella como alma que lleva el diablo? Muy mal, J, muy mal. Espero que hayas aprendido una valiosa lección de todo esto: las pasiones de este tipo no son saludables.
¿Amor parisino? Yo creo que has llegado tarde al blog y no te has enterado de que mi relación con París era (es) de amor-odio ¡jajja! Nos queremos pero un poco en la distancia.
Vamos, que no la quieres nada. Eso es la típica excusa: nos querremos en el olvido, que es muy cursi y no cuela.
jajaja vengaaa animate al besito de despedida que se que lo estás deseando pero tu rebeldía no te lo permite jajaja
Ahhh…bienvenida!!! vivaaa!!! ahora solo tengo que pensar si me atrevo a quedar contigo después de leer el post de los tardones y tal y tu tienes q pensar si estas mentalmente concienciada para quedar con las tardonas jajaja
Besitos!!! (¿ves que facil? vengaaaa espero leer un besito en el proximo post jaja)
Ya sabes que mi besito va a ser solo pa’ ti ¡jajja! Me voy concienciando con lo tardonas que sois ¿eh? <3