No os lo vais a creer, petits, pero estas navidades no he engordado ni un kilo (aplausos). Y no es porque no me haya puesto a comer como un cerdo (que sí, cada uno come como lo que es) sino porque haberlo hecho me sentó TAN MAL que me pasé como dos días sin comer. Y bueno, lo comido por lo servido: me he quedado igual.
Esto, evidentemente, sano no es, así que como os comenté antes de que acabase el año en Facebook, he decidido probar la dieta paleo. Y para, meterme de lleno en ella y sin tonterías, voy a hacerlo siguiendo el plan Whole30 (porque o te pones en serio o pa’ qué). Que os cuento un poco resumido lo que es: