Madre mía, petits, lo que me ha costado escribir este post. No por el tema de escribir, sino por terminar o no el Whole30. La verdad es que dejarlo más allá del día 17 fue la peor de las ideas, porque luego volver a hacerlo ha sido imposible. En estos 3 meses (que se dice pronto) que llevo con la tontería, igual he hecho 4 Whole15 o 25 Whole9 o lo que sea. Cada X tiempo me saltaba en una de las comidas el reto y vuelta a empezar. Y es una gilipollez, porque mientras lo he estado haciendo me he sentido como en la vida.
Dieta paleo
Día 15: El ecuador del reto, hoy quedan menos días para terminar de los que llevo con la dieta. Eso motiva. Aunque me he levantado algo empachada, quizá cené muy tarde (tortilla, por cierto), las digestiones y yo tenemos una relación complicada. De todas formas, quitando anoche por el tema de haberlo hecho tarde, no he vuelto a tener digestiones pesadas y no me canso de decir que me siento más ligera. Es precisamente porque no hago comidas supercopiosas. Aunque después del gimnasio podría comerme un jabalí, sinceramente. Sigue apeteciéndome un montón comerme una galleta. Creo que es lo primero que voy a comer el día 11 de febrero.
Y tras los dramas de la primera semana de Whole30, llegan los de la segunda:
Día 8: ¡Qué estrés, de verdad! Si no ha habido 500 mensajes, comentarios y cosas sobre el reto no ha habido ninguno. Y lo peor de todo es que la mayoría han sido del palo de «¿Cómo es la dieta? ¿Qué hay que hacer?» ¡COÑO! LEER. Leer, eso es lo que hay que hacer. En fin, que hoy he comido cocido. Bueno, cocido ha comido mi familia, yo he tomado sopa de cocido (sin garbanzos, ni fideos, ni nada interesante), pollo de cocido, zanahoria de cocido, repollo de cocido, judías verdes de cocido… (¿Vosotros le echáis judías verdes al cocido? Yo creo que mi madre se ha venido arriba con esto último, la verdad). Lo malo es que sigo con una acidez de estómago horrible. Las digestiones bien, la verdad, no me puedo quejar, pero mi problema de acidez no parece estar mejorando. Quizá no se vea afectado por el cambio de dieta. Ahora sí que estoy echando de menos el chocolate, aunque solo sea porque me daba la falsa sensación de calmarme la acidez.
Día 9: ¿Eso es un grano? ¡PAREN LAS ROTATIVAS! ¿¡ME HA SALIDO UN GRANO!? Pero si no estoy comiendo azúcar ni nada. Lloro por dentro (y un poco por fuera también). Que vale que es un granito insignificante y soy la maestra del maquillaje (ese trabajo en Sephora, cuántas alegrías nos ha dado), que si no os lo digo ni lo veis, PERO ESTÁ AHÍ. ¡Qué desgracia! Y hablando de desgracias: mi jefa. Pues no se pone a hablar hoy la tía de fresas con nata, haciendo hincapié en todos los aspectos de la nata. Vete a la mierda, bonita. A veces en el curro me entran ganas de marcarme un Emily, de verdad os lo digo. ¡Ay, cuando empiece a hablaros de mi curro! Nos vamos a reír.