Petits, hablemos de Halloween que creo que soy la única que no está comentando nada del tema y esto hay que planearlo con antelación si quieres petarlo fuerte* en la fiesta de tu prima (vecino, mejor amiga, novia del mejor amigo de tu novio).
[Nota*: Petarlo fuerte puede ser perfectamente mi frase favorita de este año, os comento. Bueno, os comento también me mola].
A lo nuestro, la fiesta de disfraces de tu tía. Que yo si no es para que se recuerde mi modelito hasta el año siguiente no me disfrazo, asín os lo digo, petits. Lo que significa que de cualquier cosa no me puedo vestir, OBVIAMENTE. Pero, ¿de qué me disfrazo?
El tema, es que tampoco me gusta ir dando miedo porque yo con las cosas de miedo paso más miedo que los demás (que me cago viva, vaya), así que en Halloween lo paso más bien mal. Pero no os creáis que a mí eso me amilana lo más mínimo, no. Aun así yo me pongo toa monina y voy p’allá. Y este año no va a ser diferente.
Ahora bien, elegir el disfraz es complicadillo, así que he elaborado una serie de claves para ir descartando atuendos: