Pues no va mi novio y me dice que si saco la basura mientras él cocina. Bueno «cocina», que está haciendo una ensalada y solo faltaba cocer los huevos, tampoco os creáis que se estaba herniando.
—Que voy en pijama, cariño, ¿estamos locos?
—Es uno de los grandes placeres de la vida adulta, sacar la basura en pijama y zapatillas de andar por casa.
Y sin sujetador, que no se nos olvide esto, por favor; y con pelos de loca y cara de muerta, que hoy he entrenado. Pero claro, encima de que cocina no le voy a decir que no. No, yo bajo la basura, pero sé que me lo ha pedido para que me pasee en toda mi gloria y esplendor pijamil por el edificio para que me vean los vecinos y que nunca le pueda engañar con alguien de los pisos aledaños. Y él también lo sabe. Y sabe que lo sé. Lo sabe porque se lo he dicho yo, vaya.